09 agosto 2012

Ya comenzó.

El primero de muchos relatos de terror que empezare a subir a mi blog.

El frío llegaba a calar los huesos y los negros nubarrones junto con vientos violentos hacían parecer de la ciudad de La Serena una ironía cósmica, ciudad fundada bajo maldiciones diaguitas a hace más de 500 años .
Poco le importaba esto a Gonzalez, quien trabajaba de manera vaga en su computador pensando en lo mucho que odiaba a su trabajo en la oficina, apenas se motivaba a ir por aquella chica de los cafés, esa de muslos apretados y nalgas redondas, muy joven dirían algunos, pero no para él, el cuarentón soltero.
Estaba a punto de terminar una planilla cuando la luz se corto, al parecer en toda la ciudad. Prefirió ir a fumarse un cigarro a echarle chuchadas al computador.

Al salir de su casa vio que la noche estaba más oscura y tranquila de lo habitual, rascaba su barba mientras exhalaba el humo del cigarrillo, una vez más pensando en la jovencilla de su oficina, imaginando perversiones de un hombre maduro en la crisis de los 40. Su masturbación mental se vio interrumpida por exagerados cánticos provenientes de la casa de al lado, sus vecinos canutos; como los odiaba, eran una familia perfecta, como un mal gag de la más estereotipada familia de las series de TV de los 60's, la única que se salvaba de ese infierno angelical era chiquilla adolescente, la oveja negra de 16 años.

Gonzalez paso de estar tranquilo a un dolor de cabeza producto de sus vecinos evangélicos, fumo rápidamente su cigarro para irse acostar y esperar que la luz volviera. A eso iba cuando al unisono miles de divertidos sonidos sonaron como el más ridículo de los coros, al parecer una cadena de sms bombardearon los celulares de todas las personas y Gonzalez no fue la excepción. Sacó el celular de su bolsillo cuando aun no terminaba de vibrar y al checkear el mensaje este decía de manera escalofriante pero racional:

"Ya comenzó"

Gonzalez se asustó un poco, pero no le dio importancia, quizá alguno de estos grupos de hacktivistas se había apoderado de las centrales telefónicas y de energía, sin embargo eso no evito que un frío sudor recorriera su espalda. Se dirigió hacia la puerta y al momento de estrechar su mano hacia la manilla un estruendoso rayo pareció caer en todas partes haciendo retumbar cada una de las ventanas que Gonzalez pudo escuchar. Con mayor rapidez trato de introducir la llave en la chapa mientras los cantos evangélicos se alzaban cada vez más fuerte, pero al trueno lo siguió un terremoto que duro tan solo un segundo y a su termino nuevamente un rayo pareció azotar hasta la más humilde alma, esta vez desde abajo hacia arriba.

Solo polvo flotaba en el ambiente, un ambiente denso y quieto en el cual Gonzalez se entristecía de maneras desbordantes recordando viejos miedos de la niñez, un sentimiento de abandono lo embargó a medida que su pecho se contraía más y más, una pena tan grande que le daba arcadas. Nunca se había sentido tan solo como aquella noche fría y solitaria.

Un chiquilla salio gritando desconsoladamente de la casa de al lado, era la adolescente de 16 años, que por sus entrepierna mojada y los botones dio a entender que no estaba cantando con sus padres, más bien, encerrada en su habitación iniciando su autosatisfacción. Pero ahora lloraba y gritaba como una loca, sus padres había desaparecido y con ello también sus horribles cantos dejando solo sus prendas de vestir esparcidas por el suelo como en películas de ciencia ficción.

Así como la chica libidinosa, así como el cuarentón vomitando de soledad, millares de seres despojados de sus almas fueron abandonas por una fuerza indescriptible, todos gritando el nombre de lo que amaban o nunca tuvieron, mientras que unos pocos habían sido salvados por la gracia eterna de su salvador, el mismo que dejo abandonado a miles de personas en su magno juicio celestial. Dios los había abandonado en la oscuridad más negra que que el mismo confín del universo.

Por alguna extraña razón, la tristeza de Gonzalez se había transformado en una mueca maquiavélica, es que a pesar de la sensación de abandono el alivio era más grande, la sangre corría con fuerza en sus venas subiendo su temperatura, provocándole una erección, inyectando sus ojos en rojo sangre, el mismo color que tendría el cuerpo ensangrentando y desfigurado de la dulce adolescente al ser abusada por su vecino. Ya no hay un Dios ni una ley que obedecer.

1 comentarios:

Tolee dijo...

Me siento orgullosa de ti chanchi. Quedó bacán y síguelo.
:D