17 diciembre 2012

The end.


¡Empezó señores!
De a poco las trompetas del Señor
anuncian como abandonará a sus maltrechos hijos,
copias baratas de un padre ausente.
La ciudad entera brama como un cordero degollado,
desangrándose a través de las alcantarillas.

Este es el final,
los tentáculos de nuestro salvador descienden del cielo
para estrangular de fe a sus fieles.

Mi amigo,
tu biblia no te salvará del castigo de tu propia fe,
sentado allá arriba viendo al mundo arder,
regocijándose entre cantos gregorianos,
haciéndote vivir en la ilusión del paraíso.
No hay tal cosa,
solo un vació desolado en el universo.

¿No lo entiendes?
No somos más que un mal chiste.
Le gusta vernos sufrir.
Le gusta vernos enterrados,
atrapados en madera podrida
6 metros bajo tierra.

¡Empezó! La tierra cruje,
mientras los ángeles ensangrientan su espada,
otros se levantan de sus tumbas para devorar a los vivos.
Tu fe es inútil si no estabas en el plan del Señor.

Ves a los hijos devorando a los padres,
ves la lujuria convertida en cadenas y sangre.
Ves la carne ahora verde,
penetrando no solo nuestros cuerpos.
¿De qué sirvió tanto esfuerzo?

La enajenación inunda las calles,
la depravación explota en colegios y jardines infantiles,
el egoísmo es vital entre aquellos que se quieren salvar.
Lo peor de todo es que nunca estuvimos solos,
hasta ahora.


0 comentarios: